jueves, 26 de enero de 2012

SIN NOMBRE...

Su cuerpo, suspendido en medio de aquella vieja habitación ya no se retuerce. Los brazos de su se vuelven inalcazanbles y las lágrimas se detienen en . No puede tocarla y ella a él tampoco.
La madera pisoteada se prepara para el gran llanto y el resto solo observa el cuadro que no tiene tiempo, todo se ha detenido y los segundos se vuelven años. La oscura que yace flotando en medio del gran espacio comienza su catarsis mental.
Los recuerdos se resumen y las pasan por encima de aquella silueta que intenta acercarse y tocar. Las miradas se conectan y su vuelve clara la .
No hay espacio a ruegos ni arrepentimientos, el paso ya fue dado y solo queda el disfrute doloroso de la agonía infinita, un corto de piedras filosas a pies descalzos, un péndulo que llora y recuerda mientras se acaba, los muñecos no miran y las imágenes son solo papel de mentira.
Su cuerpo, suspendido en medio de aquella vieja habitación, hoy descansa, su cuello ya no arde y el aire no lo toca. Ya no hay lágrimas en sus ojos y el tiempo vuelve a ser el de antes, aunque este se viste de luto.
Observa a su madre arrodillada frente a la imponente que representa… Llora su soledad forzada bajo un que actuó de verdugo, dura madera, herramienta de muerte, te maldigo, las respuestas se han ido.
Odia al tiempo que nada avisa y se odia a si mismo por odiar al tiempo, se sostiene bajo la sombra de la muerte rodeado por lágrimas que humedecen la antigua madera que todo ha visto, imágenes invisibles llenan la habitación.
Siente el calor de sus brazos que buscan vida en un cuerpo que cuelga y se balancea, calor que dura un instante pues es hora de dejar, el sentir ya no le pertenece.
Un niño corre, cae y su madre lo consuela, el dolor inocente se extingue con un beso en la mejilla.

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